El 2021 cerró de la mejor forma para los índices de los mercados desarrollados y en especial para el S&P500, que alcanzó un rendimiento de 28.71%, impulsado por unas ganancias impresionantes de las grandes empresas tecnológicas. La mayoría de las economías lograron adaptarse a la pandemia, la vacunación avanzó a buen ritmo en general y los estímulos monetarios y fiscales ayudaron a reactivar el sector laboral. Por otro lado, los mismos estímulos que ayudaron a levantar la actividad trajeron consigo niveles de inflación que no se veían en mucho tiempo, que junto con tasas de interés reales efectivamente en terreno negativo, llevaron los niveles de precios de activos reales como los inmuebles más de 40% arriba en varias ciudades de EEUU. Los problemas de cadenas de suministros se agravaron ante una combinación de problemas de oferta y fuerte demanda, lo que impulsó a su vez el precio de las materias primas; commodities como el petróleo empezaron el año cerca de los $50/bbl y cerraron norte de $70.
Los activos libres de riesgo también tuvieron una dinámica propia. El rendimiento del Treasury a 10 años arrancó el 2021 cerca de 1.1%, tuvo un año particularmente volátil y culminó cerca de 1.6%. Contextualizando con los niveles de CPI hasta noviembre de 6.7% a/a, los ahorristas tuvieron un impuesto regresivo de más de 5% sobre sus posiciones en efectivo y papeles del más alto grado.